martes, 16 de abril de 2013

Blanco que te quiero blanco

    ¿Qué hacer cuando se tiene un piso vacío para reformar entre manos? ¿dónde y en qué color pintamos las estancias? ¿qué muebles quedarán bien con el color elegido? 
Éstas y otras preguntas nos asaltarán cuando tengamos que tomar una decisión de partida en la decoración de una habitación o incluso una casa entera. Para todos resulta fácil hojear revistas de decoración y quedarnos encantados con un salón, un dormitorio…y pensar, “qué bonito me quedaría eso a mi”…
A la hora de la verdad, cuando se nos presenta la oportunidad de decorar un espacio vacío, el miedo nos paraliza y no nos atrevemos a tomar decisiones. En esta entrada os enseñaremos una apuesta segura para principiantes que nunca decepcionará: el blanco


Pensemos que la vivienda vacía es como la cara limpia de una modelo preparada para ser maquillada. Lo primero que hacemos es aplicar una base que homogenice la piel y elimine imperfecciones. En un piso para reformar, lo primero es arreglar todos aquellos desperfectos que de base deben ser solucionados y aplicar una pintura blanca a todas las estancias. Sólo así podremos distinguir aquellas habitaciones con más luz y menos luz, que necesitarán de “algo” que las haga apreciadas y bonitas. El color blanco va a conseguir que las estancias con luz parezcan mucho más grandes y que las estancias poco iluminadas parezcan resplandecientes.


Volviendo a la modelo, lo segundo que haríamos sería darnos cuenta de las cualidades y peculiaridades innatas que tiene la chica en los rasgos de su cara, con el fin de resaltarlos con el maquillaje para que luzcan más bonitos y expresivos. Eso es exactamente lo que debemos hacer con una vivienda. Buscar aquellos “puntos fuertes” que debemos remarcar para que luzca en su máximo esplendor tras ser decorada.
En el ejemplo que vemos a continuación observamos que claramente el hueco entre recibidor y salón es una peculiaridad de esta vivienda. Los colores malvas y pasteles y la disposición del sofá resaltan esta característica convirtiéndola en protagonista de la estancia.
 Si la estancia no tiene rasgos peculiares y es de proporciones simples siempre cabe la posibilidad de emplear elementos de decoración que la hagan especial. Como si en una modelo añadimos un pintalabios rojo que resulte atractivo por sí mismo. Es lo que podemos observar en el siguiente ejemplo, donde la simplicidad de líneas y la ausencia de color hace que los cojines rojos destaquen entre todo lo demás consiguiendo marcar el estilo de la habitación sin condicionarla.

Puede suceder que la habitación se vea demasiado blanca y que nos quedemos cortos en cuanto a la cantidad de mobiliario, viéndose la estancia desangelada. Mejor que arriesgarnos a sumar muebles que puedan hacer perder armonía al conjunto propongo elementos de decoración simples pero llamativos precisamente por su sencillez, como es el caso de esta bombilla que descuelga desde el techo a modo de mesilla.

En caso de disponer de estancias muy grandes se nos plantea el dilema de colocar muchos muebles formando diferentes ambientes o un único ambiente con muebles grandes que ocupen más espacio. Mi recomendación es esta última opción. Resulta más fácil preparar una estancia con un único mueble protagonista que hacerlo para distintas estancias, que fuerzan a decoraciones diferentes que no siempre pueden dar un buen resultado compositivo. En el ejemplo siguiente vemos un sofá blanco protagonista, que admitiría cojines de casi todos los colores (en el ejemplo se ven rojos).

Por último, ya que hemos apostado por el blanco, podemos dar un pasito más y arriesgarnos con un segundo color que podemos colocar en distintos puntos de la habitación. O bien, si se trata de un dormitorio, podemos jugar con distintos modelos de colchas nórdicas que den al espacio una personalidad diferente cada día y hagan que uno no se canse de ver lo mismo. En el siguiente ejemplo se combina el blanco y el beige en un espacio muy peculiar.


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