¿Qué
hacer cuando se tiene un piso vacío para reformar entre manos? ¿dónde y en qué
color pintamos las estancias? ¿qué muebles quedarán bien con
el color elegido?
Éstas
y otras preguntas nos asaltarán cuando tengamos que tomar una decisión de
partida en la decoración de una habitación o incluso una casa entera. Para
todos resulta fácil hojear revistas de decoración y quedarnos encantados con un
salón, un dormitorio…y pensar, “qué bonito me quedaría eso a mi”…
A
la hora de la verdad, cuando se nos presenta la oportunidad de decorar un
espacio vacío, el miedo nos paraliza y no nos atrevemos a tomar decisiones. En
esta entrada os enseñaremos una apuesta segura para principiantes que nunca
decepcionará: el
blanco
Pensemos
que la vivienda
vacía es como la cara limpia de una modelo preparada para ser maquillada.
Lo primero que hacemos es aplicar una base que homogenice la piel y elimine
imperfecciones. En un piso para reformar, lo primero es arreglar todos aquellos
desperfectos que de base deben ser solucionados y aplicar una pintura blanca a
todas las estancias. Sólo así podremos distinguir aquellas habitaciones con más
luz y menos luz, que necesitarán de “algo” que las haga apreciadas y bonitas. El
color blanco va a conseguir que las estancias con luz parezcan mucho más
grandes y que las estancias poco iluminadas parezcan resplandecientes.
Volviendo
a la modelo, lo segundo que haríamos sería darnos cuenta de las cualidades y
peculiaridades innatas que tiene la chica en los rasgos de su cara, con el fin
de resaltarlos con el maquillaje para que luzcan más bonitos y expresivos. Eso
es exactamente lo que debemos hacer con una vivienda. Buscar aquellos “puntos fuertes”
que debemos remarcar para que luzca en su máximo esplendor tras ser
decorada.

Si
la estancia no tiene rasgos peculiares y es de proporciones simples siempre
cabe la posibilidad de emplear elementos de decoración que la hagan especial.
Como si en una modelo añadimos un pintalabios rojo que resulte atractivo por sí
mismo. Es lo que podemos observar en el siguiente ejemplo, donde la simplicidad
de líneas y la ausencia de color hace que los cojines rojos destaquen entre
todo lo demás consiguiendo marcar el estilo de la habitación sin condicionarla.
Puede
suceder que la habitación se vea demasiado blanca y que nos quedemos cortos en
cuanto a la cantidad de mobiliario, viéndose la estancia desangelada. Mejor que
arriesgarnos a sumar muebles que puedan hacer perder armonía al conjunto
propongo
elementos de decoración simples pero llamativos precisamente por su sencillez,
como es el caso de esta bombilla que descuelga desde el techo a modo de
mesilla.

Por
último, ya que hemos apostado por el blanco, podemos dar un pasito más y arriesgarnos
con un segundo color que podemos colocar en distintos puntos de la
habitación. O bien, si se trata de un dormitorio, podemos jugar con distintos
modelos de colchas nórdicas que den al espacio una personalidad diferente cada
día y hagan que uno no se canse de ver lo mismo. En el siguiente ejemplo se
combina el blanco y el beige en un espacio muy peculiar.
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